Fuente: http://www.arquidiocesisdeleon.org/
Autor: Luis Alberto Navarro Franco
1.- La convocatoria El Papa Benedicto XVI convocó, durante la celebración litúrgica de la fiesta de San Pedro y San Pablo (29 de junio), un año jubilar dedicado al apóstol san Pablo, para recordar los dos mil años del nacimiento del apóstol de las gentes. La Basílica de san Pablo Extramuros, en Roma, fue testigo de la proclamación de tan importante acontecimiento. Esto sucedió durante las primeras vísperas de la solemnidad de los santos patronos de la ciudad eterna.
El apóstol de las gentes, profundamente comprometido a llevar la Buena Noticia a todos los pueblos, se entregó totalmente por la unidad y la concordia de todos los cristianos ». «Que él nos guíe y proteja en esta celebración de los dos mil años, ayudándonos a avanzar en la búsqueda humilde y sincera en la plena unidad de todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo», afirmó el Papa.
2.- Las razones En los primeros años de este nuevo milenio, contrario a nuestras esperanzas, el hombre parece hundirse, sin remedio, en un mundo donde el mal hace cada vez más ruido y daño, en un mundo donde el bien parece desaparecer y el mal multiplicarse por mil (guerras, injusticia, narcotráfico, inseguridad, desintegración familiar, etc.). Basta escuchar todos los días las noticias en los diferentes medios de comunicación para constatar que, después de siglos y siglos de historia, parece que estamos condenados irremediablemente a repetir los mismos errores, enzarzarnos en las mismas viejas peleas, dejarnos guiar por los más bajos instintos.
Una importante parte de la humanidad vive encerrada en su egoísmo, ignorando que la inmensa mayoría de la población mundial carece de los más elementales recursos para sobrevivir. El caminar de estos dos milenios parece dar la razón al pesimismo.
En este mundo y en este tiempo, el Papa con mayor insistencia nos invita a tener signos auténticos que nos den esperanza . Signos que nos muestren el rostro de Dios amoroso. Signos que nos inviten a seguir a su Hijo impulsados por el Espíritu. Estos signos nos plantean, en medio del mundo actual, grandes desafíos. Desafíos que, Por una parte provienen del laicismo dominante en nuestra sociedad; pero también se trata del desafío que tenemos los bautizados de ser, a pesar de las condiciones adversas, mejores cristianos. Ceder en nuestras convicciones, por las presiones de una parte influyente (aunque no siempre mayoritaria) de la sociedad, significaría la retirada; ignorarlo sería aún peor.
Para los católicos debe ser redescubrir a Pablo en su incansable apostolado, revivir los primeros tiempos de la Iglesia, profundizar en la enseñanza paulina a todos --«especialmente a los "gentiles"»--, revitalizar la fe y el papel de cada uno en la Iglesia. La Iglesia observa, cada vez más, que en medio de estas realidades tan Obviamente adversas a la religión miles de personas están repitiendo a su modo el maravilloso y sorprendente camino de Damasco.
Pablo es, en efecto, la encrucijada de muchos caminos que no son extraños a la realidad del hombre de nuestro tiempo. Dos razones podrían aducirse: en primer lugar, es la piedra angular entre cristianismo y judaísmo; y, segundo, es una figura que sirve de punto de confluencia de lo religioso y lo filosófico. Conceptos fundamentales de nuestra tradición, y que hoy están siendo repensados, como universalidad, singularidad, Ley o espíritu y que, a pesar de todo, siguen conformando el espacio político, económico, social y cultural de nuestro siglo y sus tensiones. En este sentido quisiera mencionar el diagnóstico realizado por Giorgio Agamben en un libro aún no traducido al castellano «Il tempo che resta», donde el filósofo italiano realiza una deslumbrante lectura de la «Epístola a los romanos» relacionando a Pablo con la posibilidad una nueva organización social orientada a escapar de la trampa del biopoder y de la conversión del ser humano en «homo sacer ». Algunos proyectos de sociedad nueva (como este) se apoyan, en mayor o menor medida, en el pensamiento de Pablo y giran fundamentalmente en torno al deseo de trocar la Ley por una nueva ética del Amor.
3.- Acontecimientos e iniciativas para el año de San Pablo El Año de San Pablo comenzará en Roma el 28 de junio de 2008 y concluirá el 29 de junio de 2009. Será como un pequeño Jubileo para recordar y celebrar el bimilenario del apóstol de las gentes. Con este motivo, la Iglesia católica está promoviendo un programa de acontecimientos extraordinarios en el ámbito del ecumenismo, liturgia, oración, arte, historia, arqueología, pastoral y peregrinaciones.
Benedicto XVI, primer peregrino del Año Paulino. Las peregrinaciones serán una constante del Año Paulino, empezando por el propio Papa, que será «el primer peregrino el 28 de junio de 2008 para abrir» este tiempo dedicado al Apóstol, «acompañado de representaciones de Iglesias y comunidades cristianas». La Puerta Santa [tapiada] de San Pablo Extramuros no se abrirá -dado que el evento no implica también a las demás basílicas y sus respectivas Puertas--; sí abrirá el Papa en cambio una «Puerta Paulina» --simétrica a la Puerta Santa--, iniciando así solemnemente las peregrinaciones.
Empezará a arder la «Llama Paulina». Además empezará a arder la «Llama Paulina», alimentada por los propios peregrinos todo el Año, si bien, se está estudiando la forma más conveniente de hacerlo.
Visitas a los lugares paulinos. Se programan visitas a los lugares paulinos, de Roma -donde se identifican doce-- o del mundo, por ejemplo Tierra Santa, Turquía o Malta. «Obra Romana de Peregrinaciones» se encargará de la organización de las rutas que necesiten reservas, transportes y alojamiento.
Un año pastoral, religioso, cultural. Celebraciones ordinarias y extraordinarias, encuentros de oración y el sacramento de la penitencia recorren el aspecto pastoral del Año Paulino en San Pablo Extramuros. De las cinco misas diarias, una será de peregrinos: a las 10.30 horas.
Semanalmente el rezo de Vísperas. Se prevé trasladar ese momento de oración al ábside de la Basílica e introducir una reflexión de cinco minutos tras una lectura breve sobre San Pablo. Hay disponibilidad en caso de que los grupos de peregrinos deseen proponer alguna forma específica para el rezo de Vísperas.
Por su parte, el programa religioso-cultural, aparte de la catequesis sobre textos de San Pablo, prevé conferencias, meditaciones, reflexiones teológicas y congresos. Al menos cinco veces en el año se celebrará un encuentro en tres partes: la primera, la reflexión de un experto paulino; la segunda, la lectura de escritos paulinos por parte de un actor conocido; la tercera, el testimonio también de un personaje célebre.
Otras citas son las que se celebran cada bienio desde los años ’70: se reúnen expertos biblistas de todas las confesiones cristianas en el llamado «Colloquium Paulinum», en septiembre. Se lee un pasaje paulino en torno a la tumba de San Pablo y luego tiene lugar una conferencia. Así será también en 2008.
Los eventos musicales también caracterizarán el año dedicado al Apóstol de las Gentes, como es el caso de la representación sacra musical titulada «El Hijo de Dios»; en ella, tiene un papel particular Saulo, quien descubre, como fariseo, a Israel como el hijo de Dios ya en el Antiguo Testamento, hasta encontrar al Hijo de Dios tras su conversión.
Todos los interesados podrán vivir el Año Paulino además desde el punto de vista cultural, artístico y editorial -explicó el arcipreste de San Pablo Extramuros- con exposiciones, visitas guiadas a la Basílica y emisiones filatélicas. Se acuñará una medalla del bimilenario; por su parte la Ciudad del Vaticano también emitirá, en conmemoración del Año Paulino, un sello y acuñará una moneda de dos euros.
Para promover el conocimiento de san Pablo, se está contactando a algunas casas editoriales para la publicación de algunos libros dedicados a los niños y una nueva edición de las Cartas del Apóstol de las Gentes y de los Hechos de los Apóstoles.
Los monjes benedictinos prepararán la «Lectio Divina» sobre los 87 capítulos de las Cartas de san Pablo.
El Año Paulino puede dar ocasión igualmente para el diálogo con el pueblo judío. Se hizo la invitación al rabino jefe de Roma para la apertura. Pero no será posible porque es sábado. En cualquier caso, no se excluye su presencia en otros momentos, siempre que no sea propiamente dentro de la Basílica, pues este aspecto es ajeno a su tradición. Se está pensando en un encuentro de carácter cultural probablemente en la Universidad Gregoriana entre grupos de católicos y de judíos para hablar de "Saulo-Pablo", antes y después de su conversión.