jueves, 2 de julio de 2009

ORACIÓN POR LOS SACERDOSTE, RELIGIOS@S Y OBISPOS

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES
Guarda, Señor, a tus Sacerdotes que todos los días te inmolan en el altar. Protégelos, porque sin ser del mundo, han de vivir en él. Cuando los placeres mundanos les seduzcan, sácialos con las delicias de tu Corazón. Defiéndelos y consuélalos en las horas de amargura cuando crean estéril toda su vida de sacrificio por las almas; atráelos, porque no tienen más que a Ti. Presérvalos inmaculados como la Hostia Santa que diariamente estrechan en sus manos.Bendice todos sus pensamientos,palabras y obras. Amén.

ORACIÓN POR L@S RELIGIOS@S
Señor Dios, que inspiras y realizas todos los buenos deseos, dirige a tus hijos por el camino de la salvación y haz que cuantos se entregaron a Ti abandonándolo todo, sigan a Cristo, renuncien al poder del mundo y te sirvan a Ti y a sus hermanos con espíritu de pobreza y humildad de corazón. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN POR LOS OBISPOS
Oh Dios, eterno pastor de los fieles, que diriges y gobiernas a tu Iglesia con providencia y amor, te rogamos concedas a los obispos de tu Iglesia, a quienes pusiste al frente de tu pueblo en unión con el Papa, sucesor de Pedro y tu Vicario en la tierra, la gracia de presidir, en nombre de Cristo, la grey que pastorean, y ser maestros fieles de la verdad, sacerdotes de los sagrados misterios y guías de tu pueblo santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Danos, Señor, obispos santos según el deseo de tu corazón



Edita: Edelweiss

miércoles, 1 de julio de 2009

BEATO JUNÍPERO SERRA


De familia campesina, Junípero realizó sus primeros estudios en el convento de San Bernardino, en Petra (Mallorca, España).
Posteriormente estudió en el convento de San Francisco y de Jesús en Palma de Mallorca.
En 1730 ingresó en la congregación franciscana y recibió el nombre de fray Junípero.
Obtuvo el doctorado en Filosofía y Teología en la Universidad Lluliana de Palma de Mallorca. Ocupó la Cátedra de Teología entre 1743 y 1754.
A las misionesEn 1749, junto con veinte frailes franciscanos, se va de misionero a al Virreinato de la Nueva España (México). Llegan al Puerto de Veracruz el 7 de diciembre. Mientras sus acompañantes siguen su camino hacia la ciudad de México a lomos de mula, fray Junípero y un acompañante deciden hacer el camino a pie.
A raíz de ese viaje contrae una dolencia en una pierna que le acompañará el resto de sus días.El primer destino de fray Junípero fue Santiago Xalpan (Hoy Jalpan de Serra) en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería 9 años dedicado a convertir a los indígenas pames de la zona, al tiempo que les enseñaba los rudimentos de la agricultura, de la ganadería de tiro y de labor, así como a hilar y tejer.
El siguiente destino de fray Junípero debería haber sido el inhóspito territorio apache. Sin embargo, la muerte del virrey detuvo la salida del grupo misionero hacia aquellas tierras, por lo que el fraile tuvo que esperar en la ciudad de México por espacio de varios años antes de recibir su siguiente destino misional.
En 1767, Carlos III decretó la expulsión de todos los jesuitas que radicaban en la Nueva España. Dicha orden afectó a los misioneros Jesuitas que atendían la población indígena y europea de las Californias, que fueron sustituidos por 16 misioneros de la orden de los franciscanos encabezados por fray Junípero. La comitiva salió de la ciudad de México el 14 de julio de 1767, embarcó por el puerto de San Blas (Nayarit) rumbo a Loreto (Baja California), hogar de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, que es considerada la madre de las misiones de la Alta y Baja California.
En 1768 los frailes se embarcaron en la nave San Carlos hacia Alta California para llevar el Evangelio a los indígenas. Al mismo tiempo, salió Junípero Serra con otro grupo por tierra, con ganado para las nuevas fundaciones. La primera en la Alta California fue San Diego de Alcalá en 1769. A partir de la fundación de San Diego, Junipero funda, en el curso de 15 años, otras 9 misiones siguiendo la línea de acción establecida durante su estancia en la Sierra Gorda de Querétaro.
Cuando llegaban a un lugar conveniente, construyen una capilla, unas cabañas para residencia de los frailes y un pequeño fuerte protector contra posibles ataques. Acogían a los indígenas que se aproximaban movidos por la curiosidad y, una vez ganada su confianza, les invitaban a establecerse en las proximidades de la misión.Los frailes evangelizaron a los indios y al mismo tiempo les enseñaban las diversas artes ya que los indios eran muy primitivos y no conocían la agricultura ni acostumbraban a vestirse.
prendieron además de agricultura, la ganadería, albañilería, carpintería, herrería y albañilería. Las mujeres recibían adiestramiento en las labores de cocina, costura y confección de tejidos. Fray Junípero murió en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterrey, California), el 28 de agosto de 1784. Allí están sus restos.
Las misiones se convirtieron en grandes ciudades: Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Sacramento, etc.

El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.
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Santa Esther, reina de Persia


Etimológicamente significa “estrella”. Viene de la lengua persa.

El libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual del texto hebreo.

El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en sentido lato. Es éste un punto que debe estudiarse a la luz de las normas trazadas en la Encíclica "Divino Afflante Spiritu". Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión tradicional.

En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época de Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.

La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros sagrados.

Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su pueblo, una figura de la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que Ester fue para su pueblo por disposición de Dios, lo es María para el pueblo cristiano.

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lunes, 29 de junio de 2009

JESÚS COMPAÑERO




Nuestra fe nos dice que Jesús está realmente presente en la Sagrada Eucaristía. En nuestro peregrinar por la vida Jesús se hace alimento y compañero de camino. Aunque nuestro corazón sea insensible muchas veces a esta realidad, aunque nuestros sentidos y nuestra razón duden, hagamos siempre un acto de fe, y reconozcámoslo en la Santa Eucaristía. Visitemos con frecuencia a Jesús reservado en el Sagrario o expuesto en la Custodia para darnos cuenta que realmente es Él quien nos visita, quien nos alimenta, quien nos acompaña. Saber que Dios es compañero, que se ha hecho amigo, confidente, Cirineo nuestro, nos hace, no sólo más llevadero el camino sino asombrosamente gozoso.
"Venid a mi" nos dijo, vayamos a Él.

Edita: edelweiss