Clara ha aprendido a orar escuchando en silencio la Palabra que se hace carne en nosotros. La Palabra encarnada en el Pan de la Vida, lo único que realmente podemos contemplar de la verdadera imagen de Jesús, entregado por nosotros.
Clara, a fuerza de mirar, adorar, se ha dejado seducir, ha descubierto una Persona real con quien ha entablado un diálogo de amor, de cercanía, de amistad, de intimidad esponsal.
Y desde ese diálogo, se ha dejado transformar en lo que han contemplado sus ojos, hasta convertirse en otro Cristo para sus hermanas, para el mundo...
Edita Edelweiss