El CES afirmaba que la mayoría de los problemas con las admisiones eran administrativos y no deliberados.
El presidente del departamento de educación de los obispos, el arzobispo Vincent Nichols, también defendía el derecho de los colegios católicos a controlar sus propias admisiones, informaba el Catholic Herald.
En un discurso, el arzobispo afirmaba que algunos habían encontrado "políticamente apropiado" poner de relieve una supuesta "ventaja injusta" de los colegios católicos "poniendo" sus ojos de sus propias ventajas.
Antes de las disputas por las admisiones, un nuevo grupo de presión, Accord, ponía en cuestión la legitimidad de las iglesias para gestionar colegios; un grupo surgido para lograr del gobierno que obligue a los colegios religiosos a aceptar alumnos y profesores de todas las religiones.
Según un informe de Accord, hecho público por la BBC el 29 de agosto, la organización es una coalición de figuras laicas y religiosas. Quiere que el gobierno deje de financiar con dinero del estado a aquellos colegios en los que ellos dicen que hay "discriminación".
Los críticos de los colegios religiosos les han acusado de seleccionar a los mejores estudiantes, y también de seleccionar a un número desproporcionado de aspirantes de las familias más ricas.
La BBC afirmaba que hay cerca de 6.850 colegios religiosos en Inglaterra de un total de 21.000. La gran mayoría de ellos son católicos o instituciones de la Iglesia de Inglaterra.
"Los buenos colegios religiosos ayudan a los jóvenes de muchas formas, especialmente para conocer más sobre su religión y su lugar en sus vidas", declaraba Oona Stannard, directora del CES, en respuesta a Accord. Cohesión
"El desarrollo de actitudes positivas hacia uno mismo y los demás que se encuentra en los colegios confesionales ayuda a construir la cohesión en la sociedad, no la división", afirmaba en una declaración de prensa el 29 de agosto.
El mismo día era publicada una nota de prensa por una coalición de figuras religiosas representando a los colegios de la Iglesia de Inglaterra, a los colegios católicos, metodistas, judíos, musulmanes, sikhs e hindúes con financiación del estado.
"Este último ataque, basado en una no especificada ‘búsqueda, hace un flaco favor al enorme valor que los colegios religiosos añaden a nuestro sector educativo estatal y al extenso aprecio que los padres y los alumnos tienen por estos colegios", declaraban.
"Las comunidades religiosas saldrán al paso para apoyar a quienes sufran acoso y ayudarán a quienes requieran ayuda económica", sostenían los líderes religiosos. "Es muy cuestionable la metodología que pretende asignar una determinada situación socio económica a los alumnos de los colegios religiosos de financiación estatal", afirmaban.
La declaración no aplacó a periódicos como el Guardian. En un editorial del 2 de septiembre, el director el periódico no tuvo dudas en declarar que: "Ciertamente, el mandamiento cristiano - que se puede encontrar en otras religiones - de amar al prójimo es más difícil de seguir para los niños que crecen sin encontrarse con estos prójimos que sucede que tienen otras creencias".
La columnista del Guardian Polly Toynbee también arremetía contra lo que consideraba como la influencia perniciosa de los colegios religiosos, denigrándolo por peligros como la "locura del creacionismo", y el "bulying homófobo".
Religión pública
En Irlanda, tras los repetidos ataques contra el papel de la religión en los colegios. Mons. Leo O'Reilly, presidente de la comisión educación de la Conferencia Episcopal Irlandesa, habló en contra de las propuestas de eliminar la enseñanza de la religión de las escuelas primarias. ´
Durante una homilía, que se puede encontrar en la página web de la Conferencia Episcopal Irlandesa, pronunciada el 11 de noviembre en la conmemoración del papel del cardenal Newman en la entonces Universidad Católica de Irlanda, Mons. O'Reilly afirmaba que el intento de borrar la religión de las escuelas primarias es una consecuencia lógica de un visión laica que niega la referencia de la religión a la verdad absoluta.
"Por eso reduciría la religión a un seguimiento meramente privado y eliminaría cualquier expresión de ella de la esfera pública", observaba.
"La instrucción religiosa es una parte integral del curriculum de los colegios católicos y permea la vida entera del colegio", explicaba el obispo. "Como católicos, somos creyentes cuando estudiamos. Somos racionales cuando rezamos".
Un documento publicado en agosto por el Iona Institute de Dublín recogía una detallada defensa del papel de la religión en la educación. En "The liberal case for religious schools", John Murray, antiguo maestro de colegio y profesor en el instituto de magisterio Mater Dei, respondía a críticas como la de considerar la educación religiosa como una clase de "apartheid educativo" Bien común.
Murray apuntaba que la defensa de la educación religiosa puede hacerse desde un punto de vista teológico, pero los no creyentes pueden no aceptar este razonamiento. Afirmaba que hay sólido argumentos en defensa de los colegios religiosos desde la perspectiva del bien común de la sociedad.
El punto de partida de Murray es recordar el hecho de que los padres son los educadores primarios de sus hijos. Esto no es negar el papel del estado, aclaraba, sino que debemos el estado no es el educador primario de los hijos: son los padres. Por eso los padres tienen un derecho especial respecto a la educación de sus hijos.
La relación entre los padres y sus hijos, continuaba Murray, es parte del bien común de la sociedad.
El derecho y la responsabilidad de los padres de proporcionar una educación a sus hijos también incluye un elemento religioso o filosófico, observaba. Los padres tienen el deber de formar a sus hijos en los valores y costumbres que consideren importantes, y esto incluye la religión.
"De igual forma que se diría que es injusto para la sociedad que un gran número de padres no religiosos pagasen a través de sus impuesto un sistema de educación completamente religioso, sería injusto por parte de la sociedad forzar a un gran número de padres religiosos a pagar para apoyar un único tipo de sistema educativo, el no religioso", sostenía Murray.
Murray también defendía el derecho a la religión en el colegio en base al principio de libertad religiosa. Si el estado va a cambiar su política para promover sólo un tipo de colegio, excluyendo los colegios confesionales, esto sería una negación del derecho a encontrar la religión en algo que muchas personas consideran importante.
Ayudar a las personas a buscar, a encontrar y a vivir sus convicciones y verdades clave es un legítimo papel del estado. Excluir la religión de esta búsqueda sería incongruente, afirmaba Murray.
"Esto no es favorecer algún bien meramente privado, sino favorecer un bien que todos pueden apreciar hasta cierto punto, y compartir un bien común", afirmaba.
Visión integral
El 21 de enero, Benedicto XVI se dirigió a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para la Educación Católica. El mundo de hoy, comentaba, está tentado loen un mundo tentado "por una parte, por el racionalismo, que sigue una racionalidad falsamente libre y desvinculada de toda referencia religiosa, y, por otra, por los fundamentalismos, que falsifican la verdadera esencia de la religión con su incitación a la violencia y al fanatismo".
La escuela católica, recomendaba el Papa, debería tener como misión primaria la formación de estudiantes de acuerdo con una visión antropológica integral, mientras sigue abierta a todos y respeta la identidad de cada uno. Al mismo tiempo propondrá su propia perspectiva educativa, humana y cristiana.
"Entonces se plantea un desafío nuevo, que la globalización y el pluralismo creciente agudizan aún más, es decir, el encuentro de las religiones y las culturas en la búsqueda común de la verdad", añadía el pontífice. Un encuentro que algunos quieren evitar negando cualquier papel a la fe en la escuela.
Edita: "Edelweiss"