El testimonio de un párroco de Gaza provocó un escalofrío entre los participantes en el encuentro de oración por la justicia y la paz, celebrado el 4 de enero pasado, con el apoyo de los trece responsables de las Iglesias de Jerusalén.
Al llamamiento a la paz se unió ese mismo día Benedicto XVI al dirigir desde Roma la oración mariana del Ángelus.
El encuentro, celebrado en la iglesia de los dominicos de San Esteban de Jerusalén, congregó a cristianos palestinos y cristianos de lengua hebrea.
Después de una meditación dirigida por el patriarca latino emérito, su beatitud Michel Sabbah, se leyó en árabe un escalofriante mensaje del padre Manuel Musallam, párroco de la parroquia latina de Gaza.
"Desde el valle de las lágrimas, de Gaza bañada en su sangre, una sangre que ha sofocado la felicidad en el corazón de un millón y medio de habitantes, os dirijo estas palabras de fe y esperanza", comenzó diciendo, según el texto referido por la Custodia de Tierra Santa.
"No utilizaré la palabra 'amor', esa palabra se ha quedado atragantada incluso en nuestras gargantas de cristianos", reconoció.
El mensaje continuó con el relato de la muerte de Cristina, una joven de unos quince años, fallecida por una crisis cardiaca bajo los continuos bombardeos.
El ataque fue provocado por el frío de una casa cuyos techos y ventanas habían saltado por los aires, por el hambre, por la falta de sueño, y por el miedo.
El padre Manuel describe una situación dramática particularmente en los hospitales.
En la asamblea, mientras se leía su mensaje, algunos lloraban.
El mensaje del padre Manuel concluye con un canto que invoca la Paz del Señor. La asamblea recibió sus palabras encendiendo velas.
"En estas horas convulsas, no podemos hacer otra cosa que apoyarnos en la oración", declara el custodio de Tierra Santa, el sacerdote franciscano Pierbattista Pizzaballa.
Al llamamiento a la paz se unió ese mismo día Benedicto XVI al dirigir desde Roma la oración mariana del Ángelus.
El encuentro, celebrado en la iglesia de los dominicos de San Esteban de Jerusalén, congregó a cristianos palestinos y cristianos de lengua hebrea.
Después de una meditación dirigida por el patriarca latino emérito, su beatitud Michel Sabbah, se leyó en árabe un escalofriante mensaje del padre Manuel Musallam, párroco de la parroquia latina de Gaza.
"Desde el valle de las lágrimas, de Gaza bañada en su sangre, una sangre que ha sofocado la felicidad en el corazón de un millón y medio de habitantes, os dirijo estas palabras de fe y esperanza", comenzó diciendo, según el texto referido por la Custodia de Tierra Santa.
"No utilizaré la palabra 'amor', esa palabra se ha quedado atragantada incluso en nuestras gargantas de cristianos", reconoció.
El mensaje continuó con el relato de la muerte de Cristina, una joven de unos quince años, fallecida por una crisis cardiaca bajo los continuos bombardeos.
El ataque fue provocado por el frío de una casa cuyos techos y ventanas habían saltado por los aires, por el hambre, por la falta de sueño, y por el miedo.
El padre Manuel describe una situación dramática particularmente en los hospitales.
En la asamblea, mientras se leía su mensaje, algunos lloraban.
El mensaje del padre Manuel concluye con un canto que invoca la Paz del Señor. La asamblea recibió sus palabras encendiendo velas.
"En estas horas convulsas, no podemos hacer otra cosa que apoyarnos en la oración", declara el custodio de Tierra Santa, el sacerdote franciscano Pierbattista Pizzaballa.
Edita: Edelweiss