Os bendigo en mi vida y después de mi muerte,
en cuanto puedo y más aún de lo que puedo,
con todas las bendiociones
con que el Padre de las miseridordias
bendijo a sus hijos e hijas
y los bendecirá en el cielo y en la tierra.
El Señor esté siempre con vosotras y vosotras siempre estéis con El. Amén.