miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL PINCEL CELESTIAL DE NATALIA TSARKOVA


ROMA.
Rusa de nacimiento lleva casi una vida en Roma. Con tan sólo 5 años comenzó a pintar y a sus 41 años es una de las pintoras más importantes del mundo y no porque posea una barita mágica, todo lo contrario, la mayoría del día sus dedos sostienen un pincel que muchos considerarían de celestial por haberla ayudado a retratar a varios Papas, cardenales, obispos, familias reales, aristocráticos y personajes de la cultura y del espectáculo.
Y es que Natalia Tsarkova, mujer y ortodoxa, ya es conocida por todos como la retratista oficial de los Papas. Algún medio de comunicación ya la ha denominado como la Miguel Angel de siglo XXI. Natalia ha abierto las puertas de su casa en Roma a ZENIT. Un apartamento con vistas al Vaticano y lleno de cuadros que no permiten averiguar el color de las paredes. Ahí, entre lienzo y lienzo, hablando un italiano malo pero muy divertido, nos confiesa con humildad que el futuro no la preocupa y que tiene muy claro el mensaje que quiere que aporten sus cuadros.
--¿Qué siente al ser la única pintora que retrata a su santidad el Papa?
--Natalia Tsarkova: Es un gran honor y sobre todo una gran responsabilidad y una gran alegría. Ser apreciada por los Papas para retratarlos, como le pasó a Rafael, a Velázquez a Pedro de Cortona. Para mí ha sido algo muy importante y además que ha cambiado mi vida. Me siento muy feliz, muy contenta y aún más al ser parte de la historia.
--¿Por qué ha decidido retratar Papas y centrarse en el ambiente de Iglesia católica?
--Natalia Tsarkova: Creo que trabajar en la Iglesia, en este mundo espiritual viene de una serie de coincidencias que han sucedido en mi vida y creo que no suceden por que sí, diría que ha sido la divina Providencia. He entendido que este es mi lugar y tengo que continuar este camino. Me siento preparada para ello y lo siento en el corazón, porque trabajar haciendo santos por ejemplo, trabajar de esta forma espiritual, me ha dado entender cómo es mi persona, mi espíritu, y entender mi fe, profundizando en ella. He podido aprender muchas cosas de mí misma.
--¿Qué quiere conseguir con sus cuadros?
--Natalia Tsarkova: Quiero que un retrato aporte un mensaje de paz y de amor. Así que tiene que ser más que un retrato, una composición que ofrezca un mensaje e intento construir ese mensaje a partir de símbolos, colores o una posición. Como en el retrato del Papa Benedicto XVI, la capa roja como símbolo de la fe y el amor, el Espíritu Santo que ilumina el mundo, hay ángeles que toman vida y está el símbolo del diálogo con este mundo a través del libro, el discurso. Toda esta simbología crea el mensaje. Y yo quiero contribuir con mi pincel, aunque sea de forma pequeña, para conseguir la paz.
--En uno de sus últimos cuadros, el retrato del padre Giaccomo, aparece un niño con síndrome de Down. ¿Cómo se inspira para retratar estos personajes?
--Natalia Tsarkova: Para mí es muy importante entender los personajes. Por esto me fui a atender a enfermos, a ayudar a Lourdes y a Loreto para entenderlos mejor. Siempre intento meterme dentro de la atmósfera. Cuando he tenido que representar la virtud de la caridad he ido a Tierra Santa para sentirlo ahí.
--Hoy estudiamos a Miguel Ángel, Da Vinci y posiblemente las generaciones futuras estudien a Natalia Tsarkova. ¿Qué le pasa por la mente al pensar en esto?
--Natalia Tsarkova: Pintar estos cuadros es una gran satisfacción y una gran alegría. Pero me siento muy responsable al hacerlo. No pienso en esto, cuando hago un cuadro. Quiero que sea bello y el futuro ya se verá. No pienso que soy grande, sólo que tengo que crear un mensaje con cada cuadro. Quiero ayudar con mis cuadros a conseguir la paz y es un honor que me reciba el Santo Padre, por ejemplo cuando hice su retrato. Es siempre una emoción y una satisfacción.


Edita: Edelweiss

martes, 9 de diciembre de 2008

LA INMACULADA, "REFLEJO DE LA BELLEZA QUE SALVA AL MUNDO"; AFIRMA EL PAPA



En su alocución con motivo del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 de diciembre de 2008 (
ZENIT.org).- Benedicto XVI afirmó este lunes que en la Virgen Inmaculada "contemplamos el reflejo de la Belleza que salva al mundo: la belleza de Dios que resplandece en el rostro de Cristo", este martes a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus.

El pontífice explicó el sentido profundo de esta fiesta mariana tan querida en el mundo católico, y que "recuerda dos verdades fundamentales" de la fe, que son la doctrina del pecado original y la victoria de Cristo sobre él.

Sobre la primera cuestión, el Papa retomó su discurso de la audiencia del pasado miércoles 3 de diciembre, y recordó que "la existencia de lo que la Iglesia llama 'pecado original' es por desgracia una verdad aplastante, sólo con mirar alrededor nuestro y sobre todo en nuestro interior".

"La experiencia del mal es de hecho tan consistente, que se impone por sí misma y nos suscita la pregunta: ¿de dónde procede? Especialmente para un creyente, el interrogante es aún más profundo: si Dios, que es la bondad absoluta, lo ha creado todo, ¿de dónde viene el mal?", se preguntó.

El Papa explicó que el pasaje sobre la creación y la caída "responden precisamente a esta pregunta fundamental", y la respuesta es que Dios "no creó la muerte, sino que esta entró en el mundo por envidia del diablo, el cual, rebelándose contra Dios, ha atraído con engaños también a los hombres, induciéndoles a la rebelión".

"Es el drama de la libertad, que Dios acepta totalmente por amor, pero prometiendo que habrá un hijo de mujer que aplastará la cabeza de la antigua serpiente", añadió.

Esta promesa consiste en la segunda verdad de la fe cristiana, añadió el Papa. María "preservada de toda mancha de pecado en previsión de la muerte de Cristo", es "la Mujer predestinada a ser madre del Redentor, madre de Aquel que se humilló hasta el extremo para reconducirnos a nuestra dignidad original".

"En María Inmaculada contemplamos el reflejo de la Belleza que salva al mundo: la belleza de Dios que resplandece en el rostro de Cristo", explicó el Papa. "En María esta belleza es totalmente pura, humilde, liberada de toda soberbia y presunción. Así la Virgen se mostró a santa Bernardette, hace 150 años, en Lourdes, y así se la venera en tantos santuarios", añadió.


Edita: Edelweiss