domingo, 16 de agosto de 2009

XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


“La Sabiduría se ha construido su casa… ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado sus criadas para que lo anuncien… Venid a comer mi pan”.

Considera la palabra sapiencial como palabra profética que se ha cumplido en el misterio de la encarnación: “La Palabra de Dios se hizo hombre, y acampó entre nosotros… De su plenitud todos nosotros recibimos”.
Pregunta a los que se han sentado a su mesa, pregunta y te dirán lo que han hallado: Retrocede el espíritu del mal, a la mujer se le da la mano para que se levante, los leprosos quedan limpios, los enfermos son curados, los pecadores son perdonados, descreídos y recaudadores se sientan a la mesa de Dios, porque Dios ha salido a buscarlos.
Come a la mesa de la sabiduría la mujer que amó mucho, el publicano que no se atrevía a levantar la cabeza, la adúltera amada, el ladrón acogido al asilo del paraíso. A la mesa del Reino se sientan los pobres, los inexpertos, los faltos de juicio, y hasta intuimos que allí se ha sentado el centurión que dirigió a los soldados de la crucifixión. “Los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada”.
Considera el modo en que la Sabiduría ha preparado el banquete: La Palabra, haciéndose hombre, se revistió de nuestra frágil condición, cargó con nuestras debilidades, comulgó con nuestras miserias.
Considera ahora la eucaristía de tu domingo. “La mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino”. Hoy, escuchando y comulgando, tú entras en el banquete de la Sabiduría. Comes, y te haces de Cristo; comes, y te revistes de inmortalidad; comes, y eres fortalecido para caminar hasta el monte de Dios; comes, y eres justificado con justicia divina; comes, y vives, pues has comido el pan vivo que ha bajado del cielo: “El que come de ese pan vivirá para siempre”.
Sal a los caminos e invita a todos los pobres al banquete que para ellos ha preparado la Sabiduría de Dios.
Feliz domingo.



Edita: Edelweiss