domingo, 10 de enero de 2010

Celebro lo que creo… Aprendo lo que soy:




Yo digo: «Soy cristiano». Pero tal vez no sepa bien lo que digo ni diga con verdad lo que soy, pues «ser de Cristo» es misterio que nadie puede abarcar, ni puede nadie acabar de serlo.
El Espíritu de Dios y su gracia, la contemplación de los hechos de Cristo, la oración de la Iglesia y el amor de los hermanos me irán abriendo camino para que me adentre en ese misterio que confieso cuando digo: «Soy cristiano».
Considera lo que celebras en la fiesta del Bautismo del Señor: “Hoy Cristo ha entrado en el cauce del Jordán para lavar el pecado del mundo”. Tú ves bautizado a Cristo, y eres tú el purificado; entra en el agua Jesús, y la corriente se lleva tus pecados; mientras Jesús ora, el cielo se abre también para ti; asciende Jesús de las aguas, y lleva consigo hacia lo alto el mundo entero.
Ahora vuelve a decir: «Soy cristiano», y estarás diciendo: «He sido lavado con Cristo en las aguas de su bautismo, he creído en el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, he visto desaparecer perdonados todos mis pecados, se han abierto también para mí las puertas de la casa de Dios, he subido con Cristo desde lo hondo de la esclavitud humana a la condición de hijo amado de Dios».
Pero no es eso sólo lo que vives hoy, pues también se te permite contemplar al Espíritu que baja sobre Jesús, y oír la voz que viene del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”. Si en comunión con Cristo Jesús tú quedaste purificado por las aguas de su bautismo, en Cristo tú quedaste ungido con el Espíritu que a él lo ungió, y escuchaste, como dichas también para ti, las palabras que él oyó, palabras de amor que nunca en tu pequeñez hubieras podido imaginar.
Si ahora dices: «Soy cristiano», estás diciendo: «Soy hijo en Cristo, soy amado en Cristo, soy en Cristo un predilecto de Dios».
Aprende con la Iglesia lo que eres; agradece en la Iglesia, con todos los redimidos, lo que el amor de Dios ha hecho de ti; participa del Cuerpo y Sangre de Cristo y, en esa comunión, admira la belleza del misterio que hoy se te ha revelado, saborea su dulzura, goza con la abundancia de sus dones.
Feliz domingo. Feliz fiesta del Bautismo del Señor.
+ Fr. Santiago Agrelo Martínez
Arzobispo de Tánger
Edita: Edelweiss