sábado, 9 de mayo de 2009

UNA BUENA NOTICIA PARA LOS POBRES


Dijo Jesús: “Yo soy la verdadera vid, vosotros los sarmientos”. Me pregunto qué sentido pueden tener esas palabras para quienes las escuchan en la noche oscura, en la soledad amarga, en la angustia de una mesa sin pan para los hijos. Qué sentido puede tener este evangelio para los atrapados en redes de esclavitud, para los condenados a morir en las fronteras de un sueño, para mi amigo Fernando a quien en la mañana del lunes le amputarán una pierna gangrenada.
“Yo soy la verdadera vid, vosotros los sarmientos”. Las palabras acercan al misterio. Cuando Jesús dice: “Yo soy”, y completa su decir con la sencillez de un predicado, no exhibe lo que él es frente a nosotros, sólo revela lo que ha querido ser para nosotros. “Yo soy la fuente de agua viva”; “yo soy el pan de vida”; “yo soy el camino, la verdad y la vida”; “yo soy el buen pastor”; “yo soy la puerta de las ovejas”; “yo soy la luz”; “yo soy la resurrección y la vida”.
Jesús es manantial de agua viva para samaritanas de cántaro sediento bajo el sol del mediodía, pan para hambrientos, luz para ciegos, camino para peregrinos, vida para los muertos, un Dios de carne herida para curar las heridas del hombre.
No sé qué nombre escogerá mi amigo Fernando para abrazarse a la esperanza y abrirse al futuro. En sus labios las palabras tendrán un sentido que ningún otro corazón les podrá dar: “Mi Señor”, “mi Pastor”, “mi Vida”. Yo sólo diré, “Jesús”, palabra que encierra en su brevedad la esperanza del mundo.
Y ahora he de volver a lo que Jesús dijo de sí mismo en el evangelio de este domingo: “Yo soy la verdadera vid, vosotros los sarmientos”.
Si la fuente y el pan, el pastor y la luz, eran símbolo de cuanto el creyente recibe por la fe en Jesús, la vid y los sarmientos simbolizan la unión inefable y misteriosa de los creyentes con Jesús. Él en nosotros, y nosotros en él. Por el misterio de la encarnación, la Palabra plantó su tienda entre nosotros, la vid echó raíces en nuestra tierra, el Hijo se anonadó hasta nuestra condición de esclavos, para ser uno con nosotros. Y a nosotros nos dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”.
Cuando hoy comulgues el Cuerpo del Señor, el evangelio te desvelará también la verdad del sacramento: él Señor en ti, y tú en el Señor, los dos recorriendo los mismos caminos, los dos escuchando en la misma noche, muriendo en la misma frontera y luchando por la vida en el mismo quirófano.
Las palabras del evangelio sólo tienen sentido para los pobres.

+ Fr. Santiago Agrelo Martínez
Arzobispo de Tánger


Editado por: Edelweiss

jueves, 7 de mayo de 2009

CELEBRACIONES POR EL VIII CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LOS FRANCISCANOS.

El Cardenal de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo OFM, presidirá una Eucaristía de acción de gracias el sábado 9 de mayo, en la Catedral Hispalense.

El Cardenal de Sevilla, Mons. Carlos Amigo, franciscano, presidirá una Eucaristía para celebrar el VIII Centenario de la fundación de la Orden Franciscana. La misa se celebrará el próximo 9 de mayo en la catedral de la ciudad.
Joaquín Domínguez, provincial franciscano de la provincia Bética, ha señalado, ante este acontecimiento, que "no sólo los frailes franciscanos, sino todos cuantos siguen las huellas de Francisco, vinculados de un modo u otro a su espiritualidad y familia, estamos contentos y llenos de gratitud por estos VIII siglos de vida".
El religioso ha señalado que "lo que celebramos es la vocación de Francisco, la inspiración que el Espíritu depositó en su corazón y cómo, con simplicidad y humildad, la acogió para mostrarla a todos los hombres sin condición, en fidelidad al Evangelio y a la Iglesia".
Para la gran Familia Franciscana, este 800 Aniversario está suponiendo no sólo una mirada agradecida al pasado, sino hacia el futuro pues, como explica fray Joaquín Domínguez, "en los inicios del tercer milenio, los franciscanos queremos reafirmar nuestra firme voluntad de permanecer fieles a nuestro propio carisma, viviendo en la Iglesia el Evangelio según la forma observada y propuesta por San Francisco".
La celebración de la Provincia Franciscana de la Bética continuará, después de la eucaristía en la catedral, con un encuentro en el Convento y Santuario de Nuestra Señora de Loreto, en Espartinas (Sevilla), y concluirá con el rezo de la sabatina.




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miércoles, 6 de mayo de 2009

LOS FRANCISCANOS, UN DON PARA TOODOS, DICE EL PORTAVOZ DEL VATICANO



El padre Lombardi y los 800 años de la "regla" franciscana

El carisma que Dios dio a los franciscanos hace ya 800 años constituye un don para todos, constata el portavoz de la Santa Sede.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha analizado la celebración de los ochocientos años de la aprobación pontificia de la primera "regla" de vida franciscana en el editorial del último numero de "Octava Dies", semanario del Centro Televisivo Vaticano.
El acontecimiento ha sido recordado por Benedicto XVI el 18 de abril al recibir a tres mil miembros de la familia franciscana que participaron en el "Capítulo de las Esteras". En presencia del Papa, los presentes en representación de varias familias franciscanos renovaron sus votos religiosos.
Explicando el carisma franciscano, el padre Lombardi subraya que "todos los santos de la Iglesia tienen el Evangelio como regla de la propia vida, pero en la figura de Francisco, éste resplandece con particular transparencia, desde las heridas de pasión y de amor que reflejan las llagas de Cristo".
"En la pobreza, en la sencillez y en la caridad de Francisco --añade el portavoz-- el pueblo cristiano siempre ha reconocido con facilidad lo genuino de la inspiración evangélica, y también, más allá de las fronteras de la Iglesia hombres de toda fe religiosa o humana han acogido un genuino y fuerte mensaje de amor y de paz".
"Un carisma extraordinario, por tanto que supera el tiempo, y que ha querido desde el principio someterse al discernimiento de la autoridad de la Iglesia para insertar - como lo ha dicho el Papa - el pequeño 'nosotros' de la entonces naciente comunidad de frailes en el gran 'nosotros' de la Iglesia una y universal".
"Cierto, la fecundidad del carisma franciscano ha sido garantizada en todo su valor e inmensamente multiplicad".
El padre Lombardi recuerda cuando Cristo le dijo al fundador de los franciscanos: "¡Ve, Francisco, y repara mi Iglesia!". Y recuerda las palabras que el Papa dirigió a los franciscanos en su última audiencia: "¡Id y continuad reparando la casa del Señor, su Iglesia!".
El Papa invitó a los seguidores de Francisco, constata el director de la Oficina de Información vaticana, "a reparar a cada hombre de la ruina del pecado, y seguir ayudando a los pastores de la Iglesia a renovar la grey del Señor".
"¡Frescura perenne de una vocación que es un don para todos! Evangelio traducido en vida para la eterna juventud de la Iglesia y para la paz de la familia humana", concluye el padre Lombardi
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martes, 5 de mayo de 2009

FRANCISCO DE ASÍS TESTIGO DE AMOR A LA IGLESIA.


Por Mons. Carlos, Cardenal Amigo Vallejo, OFM, Arzobispo de Sevilla.

Si muchos grupos religiosos se habían transformado en verdaderas sectas de contestación moral, en anti-iglesias al margen de toda comunión, Francisco, por el contrario, no busca su verdad ni hace de ella un manifiesto de contestación, sino que vive lo que el Señor le ha revelado y lo hace crecer en el campo universal de la Iglesia.
El contexto social que va a conocer Francisco de Asís está marcado por unas líneas de expansión y desarrollo en los más distintos niveles: formación de comunidades urbanas, intercambios económicos, aumento demográfico, nuevas clases sociales más vinculadas al poder económico que al linaje, burguesía, emigraciones, cierta democratización… Lo feudal que se desmorona y la edad nueva que va apareciendo.
“A los pies de la Santa Iglesia”. Estas palabras van a constituir el marco de referencia desde el que se puede contemplar la actitud de Francisco respecto de la Iglesia.
Lo primero que necesitamos, se pensará, es averiguar qué entendía Francisco por Iglesia. Y la primera respuesta será decir que Francisco no tanto comprendía a la Iglesia cuando la amaba. Y la acepta y quiere como es. Con su origen y con sus debilidades, apariencias, desdoros, complicaciones y pecados de quienes más directamente la componían o gobernaban.
Francisco ante la Iglesia adopta una postura de fidelidad. El Señor le ha convertido. En este mundo, no quiere otra cosa que seguir las huellas del Señor Jesús. Palabra, Sacramento, memoria, signo y presencia de Cristo es la Iglesia.
Compartir, entrar en comunión, participar, son expresiones de hoy que definirían la actitud de Francisco. Ciertamente que él no utiliza estos términos, pero su disposición para escuchar la voz de la Iglesia y su prontitud para comunicar a esa misma Iglesia lo que el Altísimo le ha revelado, la libertad del espíritu en que actúa, sin temor, a condenas sino para sentir la protección de la madre, su constancia en querer vivir según la forma del santo Evangelio y predicarlo, vivo en su misma vida, a todos los hombres, inmediatos o lejanos, son disposiciones tan claras como abiertas de participación.
Efectivamente, uno de los grandes servicios de Francisco a la Iglesia ha sido el de la reconciliación de todas las criaturas. Su amor a la creación –que lleva la significación de Dios- es como un sacramento que acoge y santifica, a través de los signos de la admiración, todo lo creado.
Papa, obispos, sacerdotes, clérigos, no eran la Iglesia. Pero constituían la administración visible de los misterios de Dios. Del Altísimo Señor solamente veía lo que estos sacerdotes le daban. Si no son la Iglesia, sí constituyen la referencia obligada y visible de la Iglesia.
Pero Pedro Bernardote, su padre, emplaza a su hijo para comparecer ante el obispo de la ciudad. Ante la presencia del obispo, y las exigencias de su padre, Francisco se quita los vestidos y se los entrega a su padre. El obispo recoge a Francisco y lo cubre con su manto. Este hecho, tan conocido y comentado de la vida de Francisco, no quedaría más que en anécdota costumbrista sobre la manera de dirimir las cuestiones en aquella época, si no fuera por la relación que este gesto de despojamiento-acogida, y desnudez-protección tiene con el comportamiento que Francisco iba a adoptar después con los obispos.
Estar con la Iglesia es amarla y servirla. Se sirve con el acatamiento y con la denuncia. Con la sumisión y con la rebeldía del bien. Francisco ejerce un maravilloso servicio de contestación en la Iglesia. Una denuncia sin violencia, sin proclamas desgarradas, sin manifiestos grandilocuentes y exigencias inmediatas. Su fraternidad habla de igualdad entre los hombres y se opone a la discriminación, a la marginación y a los rangos. Es una contestación de providencia, contra el poderío y la preocupación por el dinero a costa de obras y de personas, la usura o el acaparamiento. A la imposición por las armas, ofrece la evangelización. A la condena y el rechazo, el perdón y la acogida del pecador. Itinerancia. Mendicidad. Desapropiación. Los menores. La dama pobreza. El Altísimo Señor. El Cántico de las criaturas. La locura de la cruz. El Evangelio. Siempre el Evangelio…
Así, de esta manera, fue Francisco testigo de amor a la Iglesia.
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lunes, 4 de mayo de 2009

CADENA DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES FRANCISCANAS



Pedid y se os dará

Señor Dios nuestro,
haz que el clamar de tu voz
llegue a muchos,
que se levanten y vivan u nidos a ti,
como lo hizo tu siervo San Francisco de Asís.

Prepara sus corazones con tu palabra,
de modo que se dispongan
a construir tu Iglesia
y a anunciar a todos la paz y el bien.

Señor, que los que reciban la gracia
de la llamada
a la vidafranciscana
no se canse de escuchar tu voz
para que puedan cumplir así
tu santo y verz mandamiento.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

(Equipo Pastoral de la Provincia Bética Francscana)


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domingo, 3 de mayo de 2009

LA VIDA YA SÓLO SIRVE PARA AMAR

No apartes los ojos de Cristo resucitado, y se llenarán de luz las palabras de tu canto: “La misericordia del Señor llena la tierra, la palabra del Señor hizo el cielo. Aleluya”.
Tú miras a Cristo, y te asombras por la abundancia de la misericordia; tú miras a Cristo, y ves el cielo nuevo, la nueva tierra que la palabra de Dios ha creado.
Tú miras a Cristo, y sabes que la misericordia te apacienta. En Cristo la bondad de Dios se ha hecho pastor de tu vida. Él es el buen pastor que te conoce por tu nombre, que nunca te abandona, que da su vida por ti.
Te vio perdido y te buscó para devolverte al redil. Te vio amenazado y por ti luchó. Cristo el Señor defendió tu vida con la suya.
Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor”. Y puede que los fariseos nada entendiesen de lo que él les estaba diciendo. Hoy tú has escuchado la palabra del Señor que te decía: “Yo soy el buen pastor”. Y con verdad tú le dices a él: “Tú eres mi salvador, tú eres mi redentor, tú eres, Señor, mi vida”.
Como si a cada uno de nosotros nos mostrases las llagas de tu cuero santo, tú dices: “Yo soy el buen pastor”. Y nosotros, como si te contemplásemos asombrados en medio de nuestra comunidad, decimos: “Señor mío y Dios mío”, o vamos repitiendo por los entresijos del día y los rincones del alma tu hermoso nombre: “Jesús”.
Y ya no nos duele ser pequeños y nada tener de qué presumir, pues tú, Señor, eres nuestra riqueza, tú has querido ser nuestro Pastor.
La vida ya sólo sirve para amar.
Feliz domingo.

+ Fr. Santiago Agrelo Martínez
Arzobispo de Tánger

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