martes, 24 de julio de 2012

ENCUENTRO DE LAS "HERMANAS POBRES DE SANTA CLARA" CON LE MINIOSTRO GENERAL DE LA ORDEN DE HERMANOS MENORES FR.. JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO












Alrededor de 200 hermanas clarisas de los distintos monasterios de la Federación Bética se dieron cita, el pasado domingo, 22 de julio, en el Santuario de Loreto para la Clausura del VIII Centenario de la Consagración de Santa Clara. En la tarde del día anterior, llegaba, procedente de Roma, el Ministro general, Fr. José Rodríguez Carballo, al que acompañaba Fr. Joaquín Domínguez Serna, Ministro provincial. Tarde y noche apacible en la Fraternidad de Loreto, con Sor Rosario Sánchez, Madre Presidenta, Sor Mª Jesús Flores, Secretaria de la Federación, Fr. Manuel Tahoces, Asistente de las hermanas, cerrando los mil detalles para que la jornada del domingo fuese un auténtico acontecimiento para la Federación y la Provincia.
Desde las 9 de la mañana comenzaron a llegar las hermanas, Loreto se fue llenando de la alegría propia de aquellas que se sienten en su casa. La presencia del sucesor de San Francisco y el encuentro gozoso con otras hermanas hacían que el aire caluroso del Aljarafe fuese más tenue y llevadero.

Sor Mª de la Cruz Paniagua, Madre Presidenta de la Federación Bética de las Concepcionistas Franciscanas, la Secretaria de la Federación, Sor Mª José, hermanos capuchinos, y un grupo de frailes de la Provincia de las Fraternidades de San Buenaventura, Palmete, Córdoba y el alcalde de Espartinas aguardaban el momento para saludar al Ministro general.













domingo, 22 de julio de 2012

"LOADO SEAS, MI SEÑOR"





"LOADO SEAS, MI SEÑOR, POR NUESTRA HERMANA CLARA, QUE, JOVEN, RICA Y NOBLE, SE ABRAZÓ POR TU AMOR A LA POBREZA SANTA"...



"LOADO SEAS, MI SEÑOR, POR SU FUGA AMOROSA EN LA NOCHE ESTRELLADA, POR EL DESPOJO ALEGRE DE SU CABELLERA, Y POR SU VIRGINAL OFRENDA ENAMORADA..."


Edita: Edelweiss



"EL ES NUESTRA PAZ:






Pues que es Cristo el pan que llevamos para el camino, y que él solo es el mensaje que hemos de anunciar, con él a solas nos hemos de quedar, “para descansar un poco”, nos dice él, para conocerle de cerca, nos pide el corazón.
Fíjate en lo que dice: “Venid a descansar un poco”. Un día, una mujer de Samaría lo encontró, cansado y sediento, sentado junto al pozo de Jacob. A la mujer, aquel sediento le ofreció de beber. Y a todos, agotado del camino y crucificado, nos ofrecerá alivio y descanso.
Hoy, en la eucaristía, nos retiramos con él, nos sentamos junto a él, escuchamos su palabra, gozamos de su presencia.
Él es hoy el pan de nuestra mesa, aquí te entrega su vida y te invita a entrar en su descanso.
Tu Señor es tu pastor, el que te conduce hacia fuentes tranquilas, el que repara tus fuerzas. Con él nada temes, pues su sola presencia te sosiega.
Te han unido a él los lazos de tu necesidad. Lo han unido a ti los lazos de su bondad y su misericordia.
Por eso, al que es tu pastor, lo llamas también ‘mi paz’ y, por la fe, has hecho en él tu morada: ¡Mi pastor, mi paz, la casa donde habito por años sin término!



+ Fr. Santiago Agrelo Martínez

Arzobispo de Tánger...






Edita: Edelweiss