jueves, 10 de marzo de 2011

ORACIÓN, AYUNO Y MISERICORDIA SON INSEPARABLES



Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente.
El ayuno, en efecto, es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Que nadie trate de dividirlos, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica.
Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a é1. Es un indigno suplicante quien pide para si lo que niega a otro.
Díctate a ti mismo la norma de la misericordia, de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tengan misericordia contigo. Compadécete tan pronto como quisieras que los otros se compadezcan de ti.
En consecuencia, la oración, la misericordia y el ayuno deben ser como un único intercesor en favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición.
Recobremos con ayunos lo que perdimos por el desprecio; inmolemos nuestras almas con ayunos, porque no hay nada mejor que podamos ofrecer a Dios, de acuerdo con lo que el profeta dice: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Hombre, ofrece a Dios tu alma, y ofrece la oblación del ayuno, para que sea una hostia pura, un sacrificio santo, una víctima viviente, provechosa para ti y acepta a Dios. Quien no dé esto a Dios no tendrá excusa, porque no hay nadie que no se posea a si mismo para darse.
Mas, para que estas ofrendas sean aceptadas, tiene que venir después la misericordia; el ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno. Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno.
Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir; al dar al pobre, te haces limosna a ti mismo: porque lo que dejes de dar a otro no lo tendrás tampoco para ti.


Edita: Edelweiss

domingo, 6 de febrero de 2011

VOVOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO




“La Palabra que era la luz verdadera que alumbra a todo hombre”, dice a sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo”.
La Palabra ilumina a todos viniendo al mundo. Los discípulos de la Palabra han de iluminar estando en el mundo.
La Palabra no es del mundo, sino de Dios. Y no son del mundo los discípulos, sino de la Palabra y del Padre que la pronuncia.
Hoy, en la celebración eucarística, escuchamos al Señor que dice: “Vosotros sois la luz del mundo”, y comulgamos con el Señor que es la luz del mundo.
Escuchas, crees, comulgas, y sabes que tu luz es la luz de Cristo que brilla en tus pensamientos, en tus palabras, en tus sentimientos, en tu rostro, en tus gestos, en tus obras, en tu vida.
Escuchas, crees, comulgas, y sabes que ser luz, como ser Cristo, no es sólo lo que la gracia y la fe han hecho de ti, sino que es también tu vocación, lo que la gracia y la fe han de completar en ti.
Entra en el misterio de tu vocación, que es el misterio de tu comunión con Cristo: “Vosotros sois la luz del mundo”.
No lo sois por poderosos, no lo sois por sabios, no lo sois por vuestras riquezas, no lo sois por vuestro ingenio. Sois luz porque estáis en el mundo como el que sirve, como discípulos de la Luz que dijo de sí misma: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos”.Sois luz porque, como Jesús, habéis sido ungidos por el Espíritu Santo y habéis sido enviados “a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista”.
Ahora escucha las palabras del profeta: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo… Entonces romperá tu luz como la aurora… Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”.
Hoy, la sencilla declaración evangélica: “Vosotros sois la luz del mundo”, es un envío en misión al mundo de tinieblas en que viven los pobres.
Feliz domingo.

+ Fr. Santiago Agrelo Martínez OFM

Arzobispo de Tánger


Edita: Edelweiss


miércoles, 2 de febrero de 2011

LA VIDA CONSAGRADA, CANDELA DE JESUCRISTO

¡Alegre la mañana! Hoy es el día de las Candelas, la festividad litúrgica de la Presentación del Niño Jesús en el templo y de la purificación de su Santísima Madre. Hoy la Iglesia católica celebra el día de la Vida Consagrada, de los religiosos y religiosas y de los miembros de las sociedades de vida apostólica, que son, en todo el mundo, cerca de un millón de personas.

En España, hay 6.500 comunidades de vida consagrada, integrados por 10.000 religiosos y 36.000 religiosas. A ellos hay que sumar otras 3.600 personas –jóvenes en su gran mayoría- en proceso de formación y de preparación para emitir los votos. Además la vida consagrada en España cuenta con una vanguardia misionera que es un orgullo de nuestra Iglesia: más de 15.000 misioneros que desempeñan su labor en países en desarrollo y llevan a cabo una admirable obra de evangelización y de apuesta por los derechos humanos. El 31,9% de la vida religiosa española trabaja en la enseñanza; el 22,4 % en la sanidad; el 18,5% en la pastoral social; un 15,7 % en tareas pastorales en general; y el restante 10% en formación.

La aportación más específica de la vida religiosa a la Iglesia es su propia consagración que es ya, en sí misma, una preciosa misión. Quiere ser testigo de Jesucristo, pobre, casto y obediente, el servicio de Reino. En este sentido lo más valioso de la vida consagrada no es lo que hace (que hace mucho) sino lo que es y significa en el seno de la Iglesia.

“Si tu vida es Cristo, manifiéstalo” (Filp 1,21) Los consagrados, testigos del amor de Dios en el mundo” es el lema en España para este Día de la Vida Consagrada. Pretende resumir la vocación más específica de la vida religiosa en la Iglesia: ser testigos de Cristo, testigos del amor de Dios en toda circunstancia y al servicio de todos los hombres y mujeres, especialmente de los más pobres.

Buen día de las Candelas para todos, amigos, especialmente para los Consagrados. Son reflejo de la luz de Cristo porque su vida es Cristo y así lo manifiestan. Demos gracias a Dios por ellos y con ellos.